Podemos hablar y hablar de la Logogenia (y justamente a quienes hacemos esto nos apasiona el tema) pero, al fin de cuentas, lo que todos quieren saber es... ¿qué hacemos con los chicos?
La teoría es una cosa pero... en la práctica, ¿de qué hablamos cuando hablamos de comprensión lingüística, de significados sintácticos?
Dijimos que la Logogenia es un método de desarrollo de la comprensión lingüística.
Que utilizamos el estímulo visual (la escritura) en lugar del oral (el escuchar) para activar el lenguaje.
Pero... los niños sordos tienen lenguaje, van a la escuela, están alfabetizados, estudian... ¿entonces..?
Sí, leen, escriben, estudian, pero muchas veces no entienden. Leen de corrido y estudian de memoria. "Ven" la oración como una secuencia de palabras, en las cuales muchas no tienen ningún significado ("de", "por", "lo") en vez de una unidad con sentido.
Por eso pueden creer que es lo mismo:
"María y José van a la plaza", que *"María y José van plaza" porque leen nombres y verbos y con ello deducen el significado.
Pero el problema aparece cuando leen:
"La maestra se casó enferma", igual que "La maestra enferma se casó", porque al cambiar el orden de los elementos de la oración cambia el significado, y entonces ya no estamos diciendo lo mismo.
En el primer ejemplo, estamos diciendo
cómo se casó la maestra. En el segundo,
cuál maestra se casó.
Otro ejemplo, extraído del libro "Lingüística para todos":
"Susi se duchó después de levantarse".
"Después de levantarse, Susi se duchó".
"Susi, después de levantarse, se duchó".
"Se duchó después de levantarse Susi".
Todos los hablantes del español comprendemos que en las primeras tres opciones, la que se levantó y se duchó, fue Susi. Pero en la cuarta, no. En la cuarta aparece un segundo personaje del que no sabíamos nada.
Sabemos y entendemos esto, a pesar de que las palabras utilizadas en las cuatro oraciones son siempre las mismas, porque es la sintaxis la que otorga el significado.
Esto es lo que la Logogenia y nosotros, logogenistas, le mostramos al niño sordo.
A través del trabajo cotidiano con el niño sordo, utilizando la escritura como única herramienta, buscamos activar el reconocimiento de esas estructuras sintácticas que hacen a nuestra lengua.
Que en forma autónoma y sin necesidad de contexto, comprenda que no es lo mismo:
"Dame un vaso" que "Dale un vaso"; o "Este libro" que "Ese libro".
Ése es nuestro desafío y nuestra meta.
Y eso es "lo que hacemos con los chicos".